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quinta-feira, 17 de outubro de 2013

Yo tengo un blog

Yo tengo un blog.
Hace 2 años y 6 meses desde mi última publicación – y recién me doy cuenta que estoy escribiendo en español . Tengo 25 años y muchos dedos en mi cuerpo. La mayoría de esos, en el intervalo de esos 31 meses a 4,573.1 km de mi familia.
Un cuarto de siglo. Son tantas las memorias que desde mi limitación lingüística (en cualquier idioma, incluso mi portugués nativo) yo jamás podré caracterizarlas o mismo ordena las. Asimismo, mi herramienta de extensión de mi e yo vivíamos una relación pausada – hasta ser ocultada y olvidada . La verdad es que, por lo menos uno de nosotros no existe sin las impresiones del otro. La pena es que yo soy “el otro”.
América Latina luchando contra las nuevas caras de colonización, África sufriendo el desrespeto por sus territorios y fotografiando su propio hambre, Europa con sus crisis creciente y el Oriente medio sangrando sus niños. En clima de una posible Tercera Guerra Mundial (que gracias a Putin, Obama suspendió su maldad) yo me veo en mis propios complejos. Hago mis propias guerras, violo mi propio cuerpo y tengo en las manos la sangre de mi alma. El mundo se resignificando e yo, con todo mi egocentrismo, paso mis días sin ganas de hacer cualquier otra cosa que no sea estar en mi cama. Sin hambre y sin necesidades básicas.
En ese intervalos desde mi ultima publicación, muchos océanos fueron ahogados en mi y mi relación con esa dirección virtual cada vez más inexistente. Había incluso, olvidado ese 7letrasmariana.blogspot.com. Muchas amarguras. Muchas alegrías. Muchos lamentos. Pero hoy, motivan las paces con ese instrumento otras fuerzas, de las cuales estoy descubriendo. Siento que me odio. Y me desprecio. Por primera vez abrazo eses sentimientos como míos. Aprendí a convivir con ellos. Me acostumbré. Y si quieres saber, el amargo es (sí) una sensación.
Rompo dos años de silencio con el ASCO.
Con el odio inflamando en mi garganta, me pregunto, sin ser capaz de mirarme en el espejo, porque busco el justo camino de la felicidad y me descubro sin derecho a ella.
             "Todos pueden fingir amor pero el odio es demasiado real. El odio es como un hijo tarado, como un murciélago puesto a volar de día" (Efraim Medina Reyes - Érase una vez el amor pero tuve que matarlo)
   

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